lunes, 26 de mayo de 2008

Umlaut


Es un signo originario de la lenguas germánicas o nórdicas que se representa como dos puntos sobre la letra. En nuestra lengua vendría a corresponder a la DIÉRESIS, que lleva por ejemplo, la palabra pingüino.

En todo caso en el mundillo de rock se usa para darle más estilo al nombre no más. De ahi que Crashdiet sea Crashdïet y que también existan nombres como Mötley Crüe, Motörhead, Queensrÿche o Spinal Tap (que no se puede escribir en el pc XD...en todo caso el umlaut va sobre la N).

martes, 6 de mayo de 2008

Los pasos del Mossad en Chile: Desde el exocet a las uvas envenenadas.

Silencioso por sobre todo, el Mossad, el servicio de inteligencia exterior de Israel, ha dejado pocas pero profundas huellas en la historia chilena. Pese a que el país no es un centro de operaciones para Israel ni figura dentro de sus principales preocupaciones, sí está permanentemente al tanto de lo que aquí ocurre.

por Carlos Basso Prieto, La Huella, 2001.

Esta nota, por ejemplo, pasará a formar parte de los dossiers de prensa que periódicamente recolecta el encargado militar de la Embajada en Santiago, que si bien no es un integrante del Mossad, generalmente es un experto en inteligencia (hay más de siete agencias de inteligencia en Israel).

Miembros del Mossad, de hecho, no hay en Chile, pues sus agentes operativos -los llamados "katzas"- no son más de 40. Son entrenados durante dos años en Tel Aviv y luego quedan a disposición de su servicio para ejecutar funciones en cualquier parte del mundo, aunque estas generalmente se han concentrado en Medio Oriente y Europa.

Pese a estos números aparentemente pobres, en realidad el Mossad cuenta con cientos de miles de ayudistas -en la jerga de la inteligencia chilena- que son conocidos como "sayanin". Se trata de judíos residentes en distintos países, los cuales proporcionan auxilio en lo que sea: dinero, la obtención de documentos, vehículos o cualquier elemento necesario para una operación. Son cerca de una docena de "sayanin" los que se estima que el Mossad tiene en forma activa el Mossad en Chile y son ellos quienes periódicamente envían informes a la embajada capitalina, básicamente sobre actividades neo nazis y pro palestinas, así como de actualidad política nacional.

Uno de los puntos permanentes de mirada de los “sayanin” locales, así como de las autoridades de la embajada de Santiago, son los movimientos de simpatizantes del movimiento shiíta Hezbolláh, cuyos nexos en Iquique recién se están haciendo públicos, pero que son conocidos hace mucho tiempo.

Tampoco es para nadie un misterio que tienen una atención permanente sobre las actividades de la embajada de Irán en Santiago, sobre todo luego de que en 1992 se produjera el atentado explosivo que destruyó la embajada de Israel en Buenos Aires, cuando 8 diplomáticos iraníes estacionados en Argentina fueron trasladados a Chile, luego de lo cual se les perdió el rastro. Actualmente, esos diplomáticos son los principales sospechosos del atentado, lo que se confirmó cuando un tiempo después de éste, en un discurso televisado el ayatola Ali Akbar Meshkeni calificara como un acto “positivo” el bombazo, que dejó 24 muertos, el cual dijo –equivocadamente, toquemos madera- había sido cometido en Chile.

Los “sayanin” locales se encuentran repartidos entre las comunidades judías de Santiago, Concepción y Valparaíso y pese a que ninguno de ellos ha actuado operativamente, es bien sabido en los círculos locales que cuentan con cierto grado de instrucción en combate e inteligencia. Debido a la formación casi militar de quienes participan en actividades pro sionistas, cuando requieren cobertura de seguridad para sus actos –por ejemplo, la celebración del día de Yom Kippur- generalmente se relacionan con la Dipolcar de Carabineros, en detrimento de Investigaciones.

El Mossad puso su atención en Sudamérica a fines de los años 50, cuando además de su preocupación por el tema palestino, estaba la caza de criminales nazis. Famosa es la historia de Adolf Eichmann, secuestrado en Buenos Aires en 1960 por un comando del Mossad (y luego ejecutado en Israel), así como la persecución que este servicio realizó durante varios años en contra de Joseph Mengele, infructuosamente.

Menos conocida, sin embargo, es la actuación del Mossad en el Gobierno Militar. Víctor Ostrovsky, un "katza" que desertó a principios de los años 80, asegura que a fines de 1975 la inteligencia naval de Israel averiguó que Egipto había comprado misiles Exocet.

Como sabían que Francia no se los vendería -porque los copiarían- los israelíes decidieron buscar afuera alguien que les vendiera la cabeza de un misil, y así saber a qué se estaban enfrentando.
De este modo, se efectuó un estudio de los países que estarían en condiciones de hacer el negocio... y se eligió a Chile. Para ello, uno de los más altos agentes del Mossad, Nahum Admony, negoció personalmente con Manuel Contreras la adquisición de una cabeza de Exocet. A cambio de ella, un grupo selecto de oficiales y suboficiales de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) recibió adiestramiento de elite de parte de las fuerzas de seguridad israelíes.

De hecho, pese a cualquier cosa que se pudiera pensar, las relaciones entre el Gobierno Militar y el país judío siempre fueron al menos nominalmente buenas. Cuando se produjo la desaparición del judío norteamericano (nacido en Rusia) Boris Weisfeiler, quien se perdió en las cercanías de San Fabián de Alico, en 1985, muchos apostaron -y siguen haciéndolo- a que se trataba de un agente del Mossad siguiendo la pista de algunos criminales de guerra nazi, sujetos que a esas alturas de la historia la verdad es que no eran precisamente una preocupación para el dicha agencia.

“Katza” no pudo haber sido, pues nunca estuvo en Israel para recibir el adiestramiento requerido, aunque sí es probable que fuera un “sayanín”. Pese a ello, su hermana Olga lo niega rotundamente y se basa en hechos, como que no era un judío practicante, para asegurar que eso es imposible y que sólo se trataba de un doctor en matemáticas al cual le gustaba excursionar solo y en lugares apartados.

Como fuera, tras su desaparición el Mossad efectuó una serie de discretas averiguaciones. Según el periodista chileno Osvaldo Muray, un oficial de ese servicio incluso se reunió con los líderes de las Colonia Dignidad, quienes le aseguraron que no tenían nada que ver. Si bien lo anterior puede sonar ilógico, no es fácil olvidar que los colonos se presentan a sí mismos como perseguidos de la guerra y fotos de Ana Frank adornan las paredes del casino que poseen en la comuna de Bulnes, en la Octava Región. De hecho, los germanos se jactan de haber mantenido excelentes relaciones con el famoso cazanazis Simón Wiesenthal. Curioso, al menos, porque fue él mismo quien aseguró en 1980 que en la colonia se escondía nada menos que Mengele (lo que posteriormente negó haber dicho al prestigioso diario The Washington Post, que había publicado sus declaraciones).

Sean ciertas o no las relaciones de los habitantes del enclave con la inteligencia israelí, uno hecho que reafirma las buenas relaciones entre las inteligencias chilena y judía en esos años es que cuando un suboficial del Ejército anónimo llegó al consulado de Estados Unidos en 1986, denunciando que Weisfeiler había sido secuestrado por una patrulla del Ejército que prestaba cobertura de seguridad a la colonia (según él, Schäfer y sus huestes staban esperando allí a Joseph Mengele y tomaron al extranjero por un espía del Mossad), el informante comentó que ante ello pensó ir a la Embajada de Israel, pero que luego prefirió no hacerlo debido a las buenas relaciones entre esa repartición y la desaparecida Central Nacional de Informaciones.

LAS UVAS ENVENENADAS

Uno de los personajes más polémicos de la historia del Mossad ha sido Ari Ben Menashe, un alto oficial de esa entidad que estuvo 11 meses preso por su participación en el escándalo Irán-Contras, en el cual actuó vendiendo armas a diestra y siniestra junto al coronel norteamericano Oliver North.

Según relata Gordon Thomas en su libro “Los espías de Gideon” (traducido al español como “Mossad”), uno de los implicados en el caso Irán-Contras fue Amiram Nir, asesor del primer ministro en antiterrorismo. Este falleció en un extraño accidente de aviación acaecido luego que Ben Menashe lo visitara en Londres en 1988, para preguntarle qué iba a decir cuando fuera llamado a declarar en el juicio contra North.

La respuesta de Nir fue que comprometería seriamente a Israel en el escándalo, así como a los gobiernos de Sudáfrica y Chile. Tras ello, el 30 de noviembre de 1988, Nir viajó a México, donde representaba una firma productora de paltas. El avión se accidentó y él falleció.

El 1 de diciembre, es decir dos días después, Thomas cuenta que “Ari Ben Menashe salía de una oficina de correos en el centro de Santiago de Chile. Iba acompañado por dos guardaespaldas, que ahora consideraba necesarios para su protección. De repente, ’la vitrina que acababa de pasar se hizo trizas. Luego algo se incrustó en el maletín metálico que llevaba. Los dos guardaespaldas y yo nos echamos cuerpo a tierra al darnos cuenta de que alguien nos disparaba”.

Thomas, un periodista preocupado de Bin Laden, el terrorismo nuclear y otras cosas por el estilo, no arroja mayores luces sobre el asunto en el libro. Ben Menashe, ahora un exitoso asesor en materias de seguridad radicado en Canadá, contactado por este medio, simplemente no contestó las preguntas que se le formularon, la más obvia e intrigante de las cuales es qué hacía en Santiago.

Un esbozo de respuesta, sin embargo, lo aportó él mismo en su libro “Ganancias de guerra: al interior de la red de armas Israel-Estados Unidos”.

En uno de sus capítulos, relata que tras la derrota de Pinochet en el plebiscito del 5 de octubre de 1988, se agudizaron las diferencias entre el ahora desaforado senador y el general Fernando Matthei, el primer integrante de la junta en reconocer el triunfo del “No”. Uno de los de motivos de las diferencias –asegura- es que Matthei estaba empeñado en detener lo que llama “tráfico de armas no convencionales y químicas” a Irak. Bien es sabido que Carlos Cardoen vendió bombas de racimo a Saddam Hussein en los años 80, justo cuando Estados Unidos proveía de todo tipo de armas a quien luego sería su bestia negra en los años 90. Mucho se ha rumoreado además sobre el tema de las armas químicas, pero ello ha sido desmentido en todos los tonos (lo que no significa, por supuesto, que sea falso).

De acuerdo a la versión de Ben Menashe, él también estaba intentado lo mismo, debido al peligro que Irak significaba para su país, lo que enfureció a la CIA, deleitada con el comercio con su entonces socio (calidad que en menos de un año cambió en 180 grados). Debido a ello, el ex agente del Mossad culpa al entonces director de la CIA, Robert Gates, de haber planificado el envenenamiento de las uvas chilenas en el puerto de Filadelfia, en 1989, lo que significó pérdidas por 800 millones de dólares al país, debido a la prohibición de exportar. Esta restricción, asegura Ben Menashe, sólo se levantó una vez que Matthei –históricamente ligado a los agricultores y lejos la figura más moderada de la Junta de Gobierno- perdió todas sus influencias.

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